www.hexagonoeditoras.com.ar
Pueden consultar nuestros puntos de venta en nuestras redes:
Instagram @hexagonoeditora
Facebook /hexagonoeditoras

www.hexagonoeditoras.com.ar
Pueden consultar nuestros puntos de venta en nuestras redes:
Instagram @hexagonoeditora
Facebook /hexagonoeditoras

Cenizas de febrero

Amanda Mares

Lo líquido, como la ceniza, es de escurrirse entre los dedos. Ambos elementos son, por naturaleza, libres. Sin embargo algo de ellos queda, nos moja o mancha, y nos transforma. La poesía de Amanda Mares tiene ese efecto. Lo líquido, en sus múltiples versiones, ―lluvia, sudor, vino, o el mar con sus olas, crecientes y profundidades―, es una constante en su obra. Por su parte, las cenizas de lo que se ha quemado y evoca, se extraña o llora, (otra vez lo líquido), permanecen tibias. Como el amarillo de los domingos de febrero que Mares refleja y fotografía. Cada poesía de Cenizas de febrero es una instantánea. No ya de un momento sino de una tarde entera. De un fin de semana. Un mes completo. Una estación del año. También ellas como las hojas de un almanaque pasan, caen, pero lejos de escurrirse entre las finas redes de la memoria ahí se quedan, ancladas, invitando a ser repensadas. Resistiéndose al olvido. Negándose a ser ceniza.

Como el agua cuando corre

Julieta Paoloni

Los poemas de Como el agua cuando corre están hechos de agua, del líquido originario que refresca, abre poros, congela, golpea, envuelve. Julieta consigue materializar en palabras el momento exacto en el que inflamos los cachetes y sumergimos nuestro cuerpo. El pasado, la persona, la emoción, la sustancia, nuestro cuerpo hecho todo de agua, la ecuación invertida, el aire remontándonos a aquel primer momento en que vinimos a ser. Su obra nos lleva como un tobogán en un parque acuático, a través de un viaje frenético, profundo y visceral. Un corazón que bombea, un lago sereno, un río anunciando la crecida, una tormenta de esas donde todos los muertos deciden ponerse a llorar juntos. Promete llegar a la fibra más íntima de quien los lea, derretir aquello que se cree ausente, pero que solo está un poco congelado, aguardando paciente el toque de unos dedos suaves, un empujón, una palabra exacta que le permita volverse líquido y fluir.

Pin It on Pinterest

Share This