
Nuestros libros llegan a domicilio. El envío lo pagas vos, pero te devolvemos el costo en libros usados sorpresa que se suman a tu pedido.
Nuestros libros llegan a domicilio. El envío lo pagas vos, pero te devolvemos el costo en libros usados sorpresa que se suman a tu pedido.

Persona
Sam Pink
Al azar, nos encontramos con un poema que habla sobre comer naranjas con tu compañero de casa, es un poema muy simple, que relata una acción cotidiana que termina llevándonos a algo como esto «inhalo la bondad hacia dentro de mi pecho y la mantengo ahí/ sintiendo que quiero preguntarles a todos individualmente en la tierra si están bien/ sintiendo que mejor que empiece mientras todavía tengo piernas suficientemente jóvenes/ mi compañero de casa dice «buena naranja»/y después ninguno de los dos dice nada…» y termina hablando como en todo el libro para mi gusto sobre una generación que podría identificar con la mía (los adolescentes de los 2000 y pico) y sobre todo sobre una forma de vivir que tiene nuestra generación, enlazada en las coordenadas: trabajos inestables, crisis constantes, lo familiar puesto en lxs amigxs, los vínculos de pareja o sexuales como algo del orden de lo complicadísimo (pareciera que una pregunta recorriera el texto ¿cómo vincularse después de darse cuenta de que «fuiste una mierda»? dice uno de los primeros poemas «…me cruzo con un viejo vagabundo y está vestido casi/ exactamente igual a mi/ casi exactamente/ quiero pararlo y agarrarlo de los hombros y decirle/ ¿entonces pasó los treinta?/ pero él sigue de largo/ el contacto visual es malo, pienso/ no hago contacto visual con ninguna chica porque no/ quiero arruinar su noche y hacerla sentir mal…») La hipocondría como manifiesto de una generación criada por internet («¿tengo cáncer, ya lo contraje, fue esta mañana?), la baja autoestima producto de ser en cierto punto deshechos del estado (una especie de conciencia de ser obsolescencia programada, en un par de años dejaremos de servir) y aun así un detenimiento en cosas pequeñas, absurdas y del orden de lo mega intimo e intrascendente cobran sustancialidad. La desmotivación, la fragilidad de los sujetos, la nomenclatura hombre como algo a construir de nuevo, las cotidianidades, lo pequeño en lo íntimo, los personajes: él, su compañero de casa, la vecina, el chico del delivery, la plaza, el estacionamiento. Se siente como entrenamiento, repite sin parar, de uno a otro texto, una frase que siento nos representa a varixs, ¿qué estamos haciendo ahora que somos adultxs? ¿entrenandonos para algo mejor? ¿no nos habían prometido eso?

Degüello
Gabriela Massuh
Estoy absolutamente fascinada con Degüello de Gabriela Massuh, una novela sobre una amistad muy profunda entre el topo y maría, dos personajes que con sus peculiaridades, hacen poesía y política. Digo bien hacen política, cada unx a su manera, en una ciudad de buenos aires en donde un gobierno, que podríamos, pensar es similar al macrismo, lleva años de gestión y ya no hay espacio público, prácticamente, no hay escuelas, ni hospitales y cualquier persona es sospechosa de querer perturbar el bien, en donde se gritan en cofradía los empresarios «no vuelven más, no vuelven más…»mientras destruyen todo y requisan constantemente las villas, como la villa 20, en donde vive el personaje y hasta hacen arrancar todos los árboles que el topo planta de chiquito, porque «el espacio pùblico es de ellxs». De costado la historia del topo que nace hermafrodita y decide ser hombre porque es el género que tiene privilegios y se lo hacen entender de chiquito. pero qué es lo femenino, qué es lo masculino? què es la amistad? hasta donde puede sostenernos la poesía?

Los sorrentinos
Virginia Higa
Una primera novela hilarante sobre los Vespolini, una familia italiana que se instala en mar del plata, pone una trattoria e inventa los sorrentinos, familiares bizarros apareciendo por doquier, un patriarca de familia bien jodido que reta a los novios que cortan los sorrentinos con cuchillo, a los que no sirven la mesa con abundancia porque da «mishadura», una tía que pierde toda la plata por una venganza familiar, un escritor ruso que quiere adoptar al callado de la familia y así, con un tono encantador y llevadero y una vuelta de tuerca no menor que reflexiona sobre la manera de nombrar lo que es difícil decir, el lenguaje y la identidad, ronda a lo largo del libro la palabra «catrosho». ¿qué es un catrosho? ¿una catrosha? ¿un postre catrosho? chiche vespolini es un catrosho, su amigo pepe, con el que viaja a europa, un catrosho, la sobrina que trae un novio siempre distinto, una catrosha. Esta novela va al quid, una novela que a todxs lxs que tenemos una ascendencia italiana, nos pega fuerte, vemos los platos, las charlas, las palabras que escuchamos en la infancia y que en general le causa gracia a todx aquel que puede tomar un poco de distancia y reconocer las dinámicas que se repiten en todas las familias mientras pensamos sobre la importancia de poder nombrar lo que antes debía permanecer como una vergüenza secreta.